- Maggie Giorgi
Enfrentarse al cambio
Las personas tendemos a actuar de la misma forma que venimos haciéndolo, siguiendo el principio de inercia. Por más que muchas veces el modo en el que lo hacemos nos genere dolores de cabeza o reclamos por parte de la gente más querida.
El cambiar nos genera una fricción; nos quejamos e incomodamos cuando intentamos hacer algo diferente. El hacer algo distinto sería aplicar una fuerza en sentido contrario al estado en el que venía, y por ende es esperable que genere resistencias naturales.
La situación del cambio supone de por sí incomodidad.
Dosificar, relativizar y desdramatizar son conceptos claves para regular nuestra ansiedad y aumentar la capacidad de actuar en lo que queremos y sentimos que debemos actuar.
:::::Mapa de un cambio:::::
El cambio consta de los siguientes pasos:
Visualizar lo que queremos cambiar.
Relativizar lo que consideramos el “problema” u objetivo del cambio. Si lo siento como una enorme carga o algo inalcanzable, seguramente no voy poder con ello y la carga me “aplastará”, dejándome sin poder de acción.
Generar un plan para poder medir cómo vamos, autoevaluarnos y también pedir a nuestros vínculos ayuda en esta tarea.
Dosificar nuestra energía y disposición afectiva para intentar modificar lo que entendamos necesario.
Trabajar y esforzarnos para hacer algo diferente y sostenerlo.
Aceptar y estar conscientes de la incomodidad que traerá el ir en el sentido contrario al que naturalmente estamos acostumbrados a ir.
Tener constancia y tenacidad para no cansarnos en medio del proceso, y abandonar el desafío.
Desarrollar la tolerancia a la frustración, y aceptar que por momentos vamos a fallar.
Alimentar la confianza en nuestro esfuerzo y capacidad para lograr nuestro propósito.
